sábado, 31 de julio de 2010

Sur A Norte, Norte, más al Norte


El suelo enmoquetado, un agetreado movimiento de culturas de allá para acá, recién aterrizados, todo parece igual, movimiento de pasaportes, anuncios publicitarios en los fingers, indicaciones de exit y bagage lunding…  La cosa empezó a cambiar cuando salimos a la calle, taxis negros y antiguos, la puerta del autobús en el "lado que no es"...  Cosa que llama la atención con respecto a España, es la cantidad de personas de diferentes razas y culturas que conviven en armonía, gran parte de los empleados del aeropuerto eran indús, o llevaban una lustrosa barba recta, signo de pertenencia a la religión musulmana de los países más extremistas. Un autobús nos estaba esperando en el aparcamiento, y tras cargar las maletas y subir por el lado que no es, enfilamos la carretera que nos llevaría al albergue PGL. Pero por el camino, un camión de la basura se puso en medio hasta que nos la pegamos. El camión que tenía la responsabilidad, se largaba, pero nuestro intrépido conductor del busette, salió "pitando" detrás de él. Bronca que acabó en parte amistoso y media hora de retraso. 

Primera impresión general, bastante buena.





































Llegamos al albergue. Entre aviones, habíamos vivido el tiempo suficiente como para tener apalabrado con quién nos metíamos en la habitación. Muestra de la confianza adquirida, os dejo el proceso de transformación de los nombres en 10 días: Felipe>Pin   Álvaro>Pito floro  Arturo> Arthur/Arturo el de los huevos duros
(El otro Álvaro y yo nos quedamos como estábamos )
Las instalaciones eran cojonudas; tirolinas, rapel, escalada, quads, caída libre, pista americana en el barro… Tras 7 días en ese sitio, nos  fuimos al centre ville. Nos alojamos en un albergue juvenil con camas hechas de conglomerado reciclado. Un poco destartalado, sacamos el cuadro que había y leímos, en Inglés, la opinión de antiguos inquilinos del lugar. Por no ser menos, pusimos la nuestra también.
Aunque el país es una maravilla, las gentes son muy secas, parece que estuvieran en un estado de decepción y amargura constantemente. A la mínima, tenías a alguien echándote la eta. Gran fallo de esa cultura, son las comidas. Ellos, las distribuyen de forma que la menos importante, es la comida (te quedas con más hambre que un tonto). El resto, exceptuando algún día, he pasado mucha hambre. Recuerdo un día, en que el postre era un bollito relleno de chocolate del tamaño de una taza de café. Aquello para nosotros fue un mundo. Al segundo día, viendo que íbamos a acabar comiéndonos los mocos,  le dije a Pin, colega de habitación: . Esa tarde, mientras mientras nos comíamos hasta las pipas en el tiempo libre descubrimos que la clave del hambre sería la manzana. Cada comida, salíamos con nuestra manzanita tan felices. Pronto se expandió y la manzana se convirtió en tradición. Al cabo de 10 días haciendo dieta de manzanas, acabamos hasta las narices de apples. Por suerte o por desgracia, me convertí en el que se comía las manzanas. No problem, peor sería ser el que se come los mocos. 

Y aquí acaba la historia de las manzanas, la mutiaventura, el Picadilli Circus, el Bakingham Palace, el Trafalgar Square, el National Gallery, PGL y unas amistades forjadas durante 10 días en London.

viernes, 2 de julio de 2010

Tú, que estás triste

Últimamente, abandoné ligeramente el blog, debido a que pensaba, que había pocos seguidores. Al cabo de  dos meses sin señales de vida, recibí el primer toque, al cuál considero compensado con la anterior entradita. Le agradezco su interés a esa persona en concreto, que espero se de por aludida la próxima vez que, como he sabido revisa el blog en busca de nuevas lecturas. Gracias "Sorayita".
Prometo que la próxima vez, será para contar alguna hostorieta y aventurilla de esas con las que "empecé mi camino" en África.

Ahora, dedico estas palabras a otra persona que contactó conmigo superando el salto de  España-África, y sin poner fronteras a la amistad. Ella me dijo, que últimamente se sentía un poco low-moral. Así que, aprovechando que me siento con fuerzas para levantar ánimos, y que mi moral está más o menos full, voy a recordarla.
A veces, entre dos personas, surge un amistad muy especial, que sin saber por qué, aparece, así, sin más, de sopetón, sin avisar y de repente te das cuenta de que la estimas mucho. Discutiendo largo y tendido acerca de si la felicidad existe, nos topamos durante la noche con gran cantidad de razonamientos diferentes, que frecuentemente chocaban, pero que a más tardar el tiempo de un cigarrillo, nos poníamos de acuerdo. Esto me demuestra que me entiendo con ella "de puta madre". Digamos que somos personas... muy compatibles, pero resulta que ella es del sur y yo del medio, que vivimos en diferentes ciudades, que tenemos gustos... parecidos, que cada uno ve el asunto de diferente manera y un largo etcétera. Seguro que en estos momentos, que estás leyendo, te estás identificando contigo mismo, pero al mismo tiempo estás recordando esa persona con la que tienes un vínculo especial. Yo  soy de esos que pienso que los "amigos" se cuentan con los dedos de la mano, quizás con las dos, pero nada más. Puede haber colegas, amigos de amigos, gente que conoces en una noche y que llegas a conocer muy "profundamente", compañeros de curro, de la UNI, o incluso de clase, pero los que en determinados momentos estarán contigo y seguirán apoyándote, son escasos.<<<[[[Si ahora estás pensando en que todos tus colegas darían la cara por tí, es que eres un gilipollas, un payaso, y un subrealista]]]>>>

Por eso, si estás triste, - don´t worry, be happy -, porque hay al menos un apersona, que realmente daría la cara por ti cuando hiciera falta, que te seguiría y apoyaría, y que estaría contigo en esos "momentos". "Campanilla", no te preocupes porque la racha sea mala, sigue adelante, porque te doy mi palabra de que dentro de algún tiempo, y las cosas vuelvan a su sitio correcto,  me dirás algo así como: , o  
Por los que estáis jodidos, la mejor solución es "tirar pa lante", con ayuda de los tuyos.
Y si ahora estás en la gloria de tu vida, no te preocupes, porque alguna vez nos pasa esto, a todo el mundo, sin excepciones, de modo  que cuando sea tu momento, te propongo que te acuerdes de esta persona, sentada delante de su ordenador, con Fito & company sonando en el estéreo, y con ganas e intenciones de subir morales, y entres en internet, abras el blog, y leas...  te reconfortará.

domingo, 27 de junio de 2010

Nada como las cosas claras

Nada le para, siempre sigue adelante, no se rinde ante ninguna situación, todas las adversidades son insuficientes para conseguir abatirle, todos los medios son pocos para derrumbar el espíritu de un viajero.
Un complicado camino a recorrer, simple y pesado para algunos, gran placer para otros.
Desde el cielo, pasando por el mar, y llegando a la tierra, ninguno es obstáculo, para la ambición del saber, el saber de costumbres, de tradiciones,  de relaciones, de situaciones, de comunicaciones…   a cada cuál más complicado y enrevesado.
Alguien me dijo una vez, que el saber, requiere de tiempo, un tiempo poco determinado, y muy dependiente de las situaciones testimoniando de esta manera: “para saber tocar un instrumento o hacer un deporte “bien” debes practicarlo y mejorarlo durante diez años”. Correcto. Sabias palabras, sobre las cuáles me voy a apoyar.

La experiencia me dice, que las buenas cosas se encuentran en el interior, en ese lugar donde sólo los conocedores y los que valoran lo mejor, se “meten”. Un buen ejemplo podrían ser las diferentes formas se hacer turismo. Entre ellas podemos encontrar mentalidades con abismales diferencias y puntos de vista, aunque el objetivo, conocer, sea similar. Y un lugar, se puede conocer, pasando por la calle del “turisteo”, en la que obtendrán una imagen diferente a la que en realidad proporciona el ambiente, o desviándose por la paralela, por esa por la que el grupo no va, por miedo a lo que se pueda encontrar, con miedo a descubrir, cosas con las que no quieren convivir. De ahí, que la impresión de un país, depende de por donde pases, por donde la busques, por donde la encuentres. Y en función de ello, será la que los lugareños quieran dar, o la que los lugareños den.

01-Calle-de-Chefchaouen.jpg

Algo que no aprecio demasiado, son esas personas que actúan en medida de lo que va a pasar después, en lo que la gente piense de ellos, y la imagen con la que se queden. Esto podría ser la mejor de las virtudes, si no fuera porque el ser humano choca con sí mismo, y acaba variando la realidad, para crearse una realidad paralela, de forma,  que todas y cada una de estas personas tienen de algún modo, una “doble personalidad”; la que adoptan cuando están con los demás, siendo conocedores, y sabedores de grandes cosas, así como vividores de grandes y múltiples experiencias, y la que pueden tener con ellos mismos, la que vuelven a chocar con lo que saben y lo que o saben, con lo que han vivido y con lo que no. Al fin y al cabo, es una forma de “caos”.

Ya volviendo al hilo del alma del viajero,  surge la duda de cómo emprender un viaje, relajado, o nervioso. En dos días se puede visitar todo París, pero para “saber” algo de parís, haría falta impregnarse de su cultura al menos una semana. Yendo relajado, se afrontan mejor las seguras difíciles situaciones. Retrasos, pérdidas de objetos importantes, colisión entre dos lenguas completamente diferentes…

El pasaporte pesa, cada vez más, cada vez más kilómetros, cada vez más mundo, cada vez más sellos, cada vez más visados, cada vez más…  Pero al fin y al cabo, que representa cada sello, cada visado, cada fecha, cada vuelo… Algo que permite ver situaciones, desde más perspectivas y puntos de vista, pero saber elegir la correcta. Cada vez más, y más, y más…  cultura y saber, algo sin precio adjudicado.

PD: espero haber transmitido mi punto de vista ““como dios manda””  y os invito a que visitéis de forma “dentro” los lugares, y en especial, en el que yo me encuentro, mi querida África.

sábado, 20 de marzo de 2010

surf como lifestyle, curro o afición

Mi historia surcando olas comienza cuando me aficioné al Body-Board. Tenía varios colegas que surfeaban y que hacían Body. De entre las dos modalidades elegí la primera. No sabría decir motivos claros acerca del porqué, pero ahora, creo que fue por la comodidad, y la facilidad. No me tenía que poner de pie, era coger la tabla y empezar a disfrutar a tope. También porque las tablas de surf, son mucho más delicadas (están hechas de resina), más caras y más difíciles de transportar. 
Estuve haciendo body durante dos años. Una de las cosas que me asombraban, eran esas veces, que mis colegas de tablas de resina se quedaban en el agua durante horas, y yo, muerto de frío, me tenía que salir para fuera del agua. Cuando ya empezaba a tener mi nivelcito de Body y a procurarme algunas figuras, conocí a la peña Larache, los pioneros del Surf en el Norte de Marruecos. Ellos, me dejaron una tabla y me iniciaron durante una semanita. ¿Error o la mejor decisión de mi vida? sin duda, lo segundo. En cuanto tuve la oportunidad, me compré una tabla, y  espíritu, cuerpo, y  tabla pasaron a establecer un equilibrio, a ser uno sólo. Pero más de una vez me han dicho: ten cuidado con el surf, se puede llegara  convertir en una forma de vida, en la que toda tu vida gira entorno a él, en torno a dónde y cuándo puedes hacer surf. Cambiar de casa, cambiar de coche…
Y ahí me surge la duda, todo el mundo interpreta el surf de la misma manera? NO
En mi opinión, hay muchas maneras de tomárselo. 
1º Eres feliz cuando surfeas, mente, cuerpo y tabla. Estás deseando que llegue el día que tienes un ratito libre para escaparte un ratito y darte un baño. Siempre pendiente del mar y del "cómo va a estar mañana el asunto". 
Bob, the big heart surfer.
2º Un niño mimado, quiere tabla, papá le compra tabla, y a demás la más cara y profesional que encuentre. De este modo, no se aprecia lo que tienes y se puede llegar a ser odioso.
3º Los que se lo toman como curro, esas personas a las que se les da bien, y cada día se levantan, pensando en que van a trabajar, y no a surfear y disfrutar.
4º Los que yo llamo, "surferos de ropa", chavales, que más que hacer surf, se consideran surfers por llevar ropita de marca surfera, comprarse las revistitas y fardar. Pero las olas les dan pánico o simplemente, es lo que menos les interesa de la cultura.

Por suerte, hoy en día la mayoría de los surfistas con los que te puedes encontrar en la ola o en la arena, pertenecen al primer escalafón, gente abierta, humilde, dispuesta a conocer nuevas personas con la misma peculiar afición, gran afición de la que una vez probada, es difícil separarse. Son ya algunos años los que llevo en la ola, y por experiencia, considero el surf algo maravilloso, algo libre, en lo que te expresas de la forma que más te gusta. En este tiempo, he conocido mucha gente en el agua, aficionados y "pros", y entre nosotros, no se establecen diferencias de nivel en el sentido de que, ser mejor no quiere decir comerse el mundo. Y es que cuando estás en el agua, y te das cuenta de que al lado tuya está surfeando el campeón de surf de Marruecos, y de que no te mira por encima del hombro, no se siente superior respecto a ti, y además, te dice ese defectillo que tienes, y te da un consejito desde las más sincera bondad, te das cuenta del buen ambiente que reina en el surf lifestyle.

Una vez conocí a una persona, un surfer de primera y primer escalón, de "tablón", que tenía una filosofía con respecto al surf. Surf now, apocalipsis after. Me gustaría hacer honor a ella, creada por Mr. Hans. Detrás de su significado, SURF AHORA, APOCALIPSIS DESPUÉS, se esconde el primer grupo. 
Al igual que existen otras muchas filosofías como: Carpe-diem, Locus-amoenus, Homo-viator… en honor a su mentor, me gustaría crear, y difundir a través de vosotros, lectores y surferos, una nueva filosofía, el: Surfing now, apocalipsis after.
Y ya con un nuevo estilo de vida en funcionamiento, me despido diciendo: interpreta el surf como más te favorezca, pero nunca como algo pasajero.

domingo, 7 de febrero de 2010

El dilema de la "comisaría"

En "morolandia", se organizan una vez al año, unos encuentros deportivos entre centros españoles. Mi padre es entre otros, (por supuesto no tan efectivos como él), uno de los que lo organizan. Este año, son en Tánger, la city donde están las mejores instalaciones deportivas. En fin, todo funcionó bién durante el finde, con alguna que otra encontrona entre colegas de Casablanca y de Tánger, peor bien por lo general.

Cuando te asomas por la ventana de mi casa, te encuentras de frente con el estadio de fútbol Mohamed V, como el Bernabeu en España. En este país, el fútbol, además de tener un nivel de Segunda B, está muy mal controlado. En la zona de la salida si, porque está todo petadísimo de maderos de verde que rápido se la sacan, ( la porra)        (no esa porra que tu piensas)     (la porra de dar porrazos). Pero en cuanto que salen de la zona donde están ellos, es una salvajada, rompen autobuses, coches, semáforos, alguna vez me ha pillado con el coche en medio de la marabunta, y te aseguro que ves el espíritu del fútbol marroquí, más cerca de lo que te puedes imagiar. Pero si sales sin nada en el coche, quien te viene a ver, es  tu espiritu de la guarda. Toda la ciudad se bloquea, no hay taxis, los autobuses se joden todos, y mi garaje está justo en frente de una salida, asique esos días, arrestado en mi kelly.

Bueno, sin enrollarme, volvíamos con el autobús de vuelta para casa, y ya en Casablanca, en conductor, no se por qué le dió por ahí, pero se metió por toda la parte del mogollón. Avanzávamos a dos por hora, cuando se  rebienta una de las lunas del bus. Alguien había tirado un pedrolo por lo menos del tamaño de un melón de esos de mi abuelo. El caso es que cuando ya nos dejó el conductor a todos los que ivamos, tocaba a los responsables ir a la comisaría de "la maravillosa" ville de Casablanca, para que hubiera testigos de lo que había pasado con el cristal. Entramso en un lugar, todo cubierto de baldosines blancos, los más simples y baratos que debe de haber. Lo único que se escuchaba, era un ruido de fondo, un hombretón con una voz muy grave, gritando a alguien y un par de máquinas de escribir de esas antiguas que funcionaban con botones que movían un palito y se quedaba la letra impresa en el papel. El suelo, estaba encharcado, y, a parte de los maderos que estaban "currando", había dos tipos que me llamron la atención, uno tenía toda la boca llena de sangre y varios dientes rotos, el otro, simplemente estaba ahí, se cruzaban miradas, asesinas, de esas que hablan por sí solas y dicen: "dime eso cuando no esté ese madero delante, hijo de puta". Cuando llegó el hombretón de la voz grave, les cogió a los dos con las cachomanosenormesquetenía, y los sentó a la fuerza en el charco, gritanto en arabe, que  se jodieran y se mojaran el culo, no haberse zurrado. El charco de agua, donde los había puesto por narices, empezaba a coger el color rojo de la sangre que le caía al de la boca rota. De vez en cuando, le obligaban a lavarse la cara en un labavo cutre  y roto que había y que estaba lleno de sangre. El chanchullo, acabó resolviéndose de la manera más salvaje posible. Yo no hablo árabe muy bién, pero entre los gestos y la pasta que le pasó el uno al otro, supe que habían quedado en que le pagara la reparación de los dientes y cada uno a su puta casa. Que la policía marroquí pasa de esas mierdas. Las máquinas de botones, no cesaban en su tarea de escribir informes de mierda, de los cuáles el 90 % serían medio falsos y con algún soborno de por medio. Es como siempre, el que menos tiene, es el que más se la carga, porque es más fácil joder al primer capullo que llega con la boca partida, que a ese hijito de papá al que han pillado vendiento pastis, y que en do días saldrá de la mierda en que se meta, porque su papito llama a un par de peces gordos, y lo arregla todo con sus "contactos". En fin, el sitio era siniestro, parecía un campo de concentración de la segunda guerra mundial. Daba algo de miedo y muy mal rollo, esa sensación que te invade cuando ves que pasa algo y te dices: no me gustaría estar en el lugar de ese pobre desgraciado.


Acabamos saliendo de la comisaría a las cinco y media de la madrugada, con un papel del perito, que decía que el seguro tenía que pagar la luna rota. También, llegué a la conclusión de que cuanto menos tuviera quevolver a pisar ese sitio, más que mejor. De momento, no he tenido que volver, y espero que nunca lo tenga que hacer, porque es ver, de cerca, lo mal organizado y mierdero que es este sistema de justicia, en el que todo va con recomendación por detrás del sobre.

domingo, 24 de enero de 2010

El lugar del buen rollo

Me apuesto lo que queráis a que todos tenéis algún pueblo, vuestro pueblo, ese del que siempre habláis, en el que os divertís un guevo, y conocéis a mucha peña de buen rollo. Suele ser un lugar más pequeño que donde vivís habitualmente, más tranquilo, bien porque esté en la montaña o bien porque esté en la playa. Es "vuestro", porque allí nacieron vuestros padres o abuelos. O simplemente, porque allí váis en verano. ( Que paranoia) 

En fin, yo en España, tenía mi pueblo,( y siguo teniéndolo, nadie se lo ha llevado, ) es "mío" porque mis abuelos viven allí. Pero al estar en Marruecos, surgía un problema, que daba un poco lejos de mi casa.

Al segundo año de estar en Morolandia, vinieron al colegio una mujer y un hombre. Ella era gran profesora de biologia y él un gran sabio y experto conocedor de los ordenadores y sus programas. Un matrimonio con dos hijos, un niño y una niña un poco más mayor. Eran de Madrid, les enseñamos un poco lo que conocíamos de este country,  entablamos una gran amistad con ellos. Sólo se quedaban durante un año, más que nada porque el contrato se acababa en ese plazo. Mi hermano se llevaba cojonudo con el hijo pequeño. ( no te enfades por lo de pequeño) P.

Después de ese año, fueron a parar al Norte de Marruecos, a un pueblo/cito tranquilo, con un mar Atlántico, maravilloso. Conocieron a otro profesor, uno de Educación Física, un chaval de 30 añitos, rompecorazones, ligón y con su coche siempre lleno de mierda. Es surfero hasta los...   huesos. Él sabe sacar lo cojonudo del asunto. Fue quién introdujo el surf en ese pueblo, enseño a ese hombre, a sus hijos, a mi... El pionero surfero del norte. Él tambiém estuvo en Casablanca, durante menos de un año, de sutituteishon. Yo le conocí durante ese tiempo, en concreto, una vez que me le encontré en la calle del Atlas, venía de pillar unas olitas, y me invitó sin más. Al principio pensé: otro interino de estos que vienen aquí a llevarse bien con todo quisqui.  La verdad, es que posteriormente, pasó a ser el tío más majo que pueda haber, se lo monta el sólo, no necesita anadie que le lave los gallumbos. Le admiro mucho.

Un finde, tuve la oportunidad, de ir al norte con ellos, a Larache. No estaba seguro de si quería ir o quedarme en casita. Me alegré mucho de haber ido. Yo hacía bodyboard, y al estar alli, la tentación de la tabla de surf me pudo. Probé, y me gustó. La verdad, es que he probado varios "deportes extremos", el surf, skate, snow board, boyboard, y me he quedado con todos, no sabría a cuál renunciar.  No me dí cuenta hasta que el profe de educación física, que fue mi profesor personal e intransferible de surf, me dijo que me acababa de picar el gusanillo de surf, no me lo creía pero más tarde, estando tambien con él,  me di cuenta que más que un gusanillo me había picado un pez araña. Fue una de las medias horas más insufribles que he pasado. Si después de eso, que era al principio de aprender a surfear, quería seguir aciendo eso, es que me habia picado un gusano bien gordo y grande.


Al empezar el verano de ese año, pude pasarme casi dos semanas en su casa, conocí a gente con el corazón tan grande como un campo de los flores, a chicas...  muy peculiares... a chicos... tambien muy peculiares, e hicimos fiestas... también muy peculiares. Aprendí  a hacer surf más... y  mejor.  También aprendí otras cosas, que son más utiles en la vida cotidiana, como preparar un cafe made in "paco". Desde esa semana, me compré una tabla, me vicié al surf, y tengo unas ganas de hacer una visita a mi pueblo que no veas. Espero que la visita no tarde mucho saludos desde Casablanca to Laareich. A la family hippi, a los amigos pihippies, y a todos los demás.

lunes, 18 de enero de 2010

"El chanchullo del cesto"

Cuando vine a Marruecos, y empecé a buscar piso, comprobé que, en ningún caso, tenían calefacción de gas. En los más lujosos, pisos de hasta 260 m cuadrados, tenían alguna estufa, pero eléctrica. La calefacción eléctrica tiene desventajas porque aquí la luz es más cara (respecto a lo general en España).

Hice una larga y fatigosa búsqueda, la cuál tuvo consecuencias muy cojonudas, entre las cuáles está conocer a la persona con el corazón más grande que haya conocido. Él era uno de los posibles dueños de uno de los pisos en alquiler, se llama Abdou. Tras elegir, un pisito de 120 m cuadrados, lo cuál es una pasada, y por un precio asequible, tuve el rollo de la calefacción, pero no hay problema, porque tenía chimenea. Ahora sólo me  faltaba un detalle; dónde meter la leña. En el mercado de al lado de mi casa, un lugar en el que entrar por primera vez es todo una aventura, vi unos cestos que usaban para llevar y traer las verduras y la fruta. Eran muy feos, llenos de mierda, y detsrozados, pero hoy en día, a cualquiera que no sea un poco espabilado,  le dices que es "rústico" y dice: a es verdad tienes razón tiene un toque de tradicional, otro de no se qué, y en realidad es una mierda del calibre 15.

Un día, iva por ese sitio cutre con una amiga, cuando uno de los de los puestos de fruta, le dijo en bajito: "española tonta". Ella, al darse cuenta, no se cortó ni un pelo, se dió la vuelta y empezó a llamarle de todas las malas maneras posibles. Tras haber montado el "pollo", se hizo el típico corro que se hace en este país, de marroquinos cotillas y pesados.
Ya con el mar en cama, paramos en un puesto de los alrededores, en el que había embutido un humilde hombrecillo. Él dijo en Francés: "Madamme, vous avez raison" ( señora, tiene usted razón  ).
Desde entonces, le llmamos "el hombrecillo", al que le comprábamos sismpre.

Al cabo de un par de semanas o tres, y después de haber pasado, por delante de él varias veces, y haber hecho que se le callera la cara de vergüenza, nos llamó y la pidió disculpas. Aceptadas, (por el momento).

Me vió pararme delante de los cestos de las verduras, y se acercó rápidamenete, para decirme que si quería uno. Le dige que sí, y sin tener ni idea del precio justo de eso, lo dejamos en 50 Dh (5euros). Me  dijo que él me lo sacaba por la puerta de atrás, cosa rara. El caso es que se lo pagué, nos lo dió, y justo al despedirme y salir, me di  cuenta de que se me había olvidado una cosa. Los taper de comida, estaban en la entrada principal, asique fui para allá, de repente, ya con todas las compras hechas y el cesto lleno de ellas, un hombre vino corriendo hacia mí  gritando en Árabe cosas de las cuáles no pillé ni una. Suongo que serían tacos gordos, grandes y feos. En el mercado, hay un guardia de seguridad,  un gordo enorme y colosal. Da mucho miedo. Con el revuelo, se acercó y calmó al de los gritos. Después, nos explicó que ese cesto no me lo podía llevar. Le dije que lo había pagado. Me respondió que no se vendían, y que quién me o había vendido. Fue en ese mismo momento me cagué en el cabrón del vendedor y cuando me entraron unas ganas enormes de pegarle una buena....   Bien....
Le dige al guardia quién era, y le llevé a su puesto, le hechó la peta como si fuera su padre, y luego, agarrándole por la camiseta sucia y vieja, le dió un especie de torta, que con la mano que tenía sería más correcto llamarlo raquetazo en toda la geta. Ese hombre, más le vale no volver a dirigirme la palabra, a no ser que quiera volver a su casa con algún que otro ojo morado. Creo que fue un milagro, pero con las vueltas y los trastazos que se dió el cesto, no se rompieron los guevos que había dentro.

Cuando le conté esta misma histora a un compañero muy conocedor del Marruecos profundo, me invitó a ir con él a un sitio donde vendían cestos de mimbre. Un cesto bonito y nuevo, me costó 40 Dh (4 euros) más barato que el otro viejo y roto. Pensaréis: pero que tío más roñoso, por un triste euro la que ha liado. Pués eso es lo que pensé cuando llegué a mi casa y me senté en el sofá. En verdad, está tirado de precio, pero la mano de obra está muy mal pagada en este país. Esta historia que suena a cuento chino, es en realidad un cuento marroquí,  que siempre recordere como: "el chanchullo del cesto del mercado".

domingo, 10 de enero de 2010

cuidado con las/os rajas, son peligrosas/os



Al venir a Marruecos, y ver que el tráfico era un caos, pensábamos: "los que llevan hostias y bollos en el coche es porque conducen mal". mec, mec,(error).
Estábamos parados en el lado derecho del Bulevard Anfa, de los más populares y largos de Casablanca, muy tranquilos por supuesto, Fito y company sonando en el coche, y de repente, oímos algo a la derecha, un ruido idéntico a ese tan frecuente que se produce cuando un autobús te arranca el retrovisor de cuajo.
En Marruecos, los autobuses, se llaman, "Rajabus", que sería la empresa que los tenía, porque la mayoría de los buses públicos son los que se retiran en Europa, que en lugar de ir al desguace, los rescatan y los traen para acá. Son tan ruinosos, que tienen que llevar la trampilla del motor abierta para que no se caliente o slaga ardiendo.
Recuerdo una vez, que iva yo con un amigo haciendo skate por la villa, cuando, al cruzar la calle, mi colega, distraído como él sólo, pasó por detrás de un autobús de esos, que estaba parado en un semáforo, cuandode repente, sin quererlo ni verlo, se metió en la frente la mejor que he presenciado contra la trampilla del motor. Detrás, había seis marroquíes embutidos en un cuatro latas con la música a tope, que lo vieron todo con cristal panorámico y se empezaron a reír como condenados. Cuando vieron que el chichón se convirtió en brecha, slaieron corriendo y con menos coñas, y cuando vieron que la brecha pasó a ser raja, menos todavía. La historia de la raja en la frente ya sabréis como acaba, pos en el hospital, con el cuatro latas aparcado en la puerta y los seis tíos esperando a ver que pasaba. 

Pero en fin, a lo que ívamos, el retrovisor, bajamos corriendo a hablar con el del autobús que por suerte era honrado y se paró. Hicimos el parte amistoso, y toda la burocracia esa de los accidentes. Parecía que ya estaba todo arreglado y  su seguro lo pagaría, pero es Marruecos, el asunto no acaba cuando debería. El conductor no sabía Francés, que es como nos entendemos con la gente de aquí, asi que rellenó su parte del papel en  árabe. Confiando en él, lo firmamos, mec, mec,(error).
Cuando  fuimos al seguro, que suelen ser unos grandes ladrones en esas empresas, nos digeron que teníamos que pagarlo a medias, algo no nos cuadra, estamos parados, nos arrancan el espejo, ¿y tenemos que pagarlo a medias?. Tras dos segundos de duda nos lanzamos contra el tío de la taquilla (verbalmente) no, puede ser, la culpa es toda suya, hay algún fallo... probamos con todo. Al final el tío nos explicó que el del autobús, había puesto en árabe, que nootros nos incorporábamos a la calle y nos hechamos encima suya (ahí dejó de ser honrado). Lo peor es que no sólo lo pagábamos a medias, si no que a parte, había que pagar más por haber dado parte y ya quedaba en el expediente del coche para el futuro, es decir que sería más dificil contratar un seguro nuevo. O por lo menos más carillo. El problema, no os imaginaréis como acabó porque la situación es peculiar. Gracias  un amigo de otro amigo, que tenía un contacto, conseguimos la firma de uno de los peces gordos de la agencia, y por fin, nos quitaron lo del expediente por dar parte, pero el epejo lo tuvimos que pagar de nuestra cartera. Conclusión: si los seguros son unos chorizos, en Marruecos, es peor todavía, porque se añade que pasan de todo, no tienen seriedad ni responsablidad.
                                                        
                                  Two years latter...
El espejo sigue roto, se ve con él, pero está roto, y además es eléctrico. Al final, y con dos años de retraso, nos trageron el espejo, pero no en Casablanca, si no en Toledo, donde vivíamos antes