domingo, 24 de enero de 2010

El lugar del buen rollo

Me apuesto lo que queráis a que todos tenéis algún pueblo, vuestro pueblo, ese del que siempre habláis, en el que os divertís un guevo, y conocéis a mucha peña de buen rollo. Suele ser un lugar más pequeño que donde vivís habitualmente, más tranquilo, bien porque esté en la montaña o bien porque esté en la playa. Es "vuestro", porque allí nacieron vuestros padres o abuelos. O simplemente, porque allí váis en verano. ( Que paranoia) 

En fin, yo en España, tenía mi pueblo,( y siguo teniéndolo, nadie se lo ha llevado, ) es "mío" porque mis abuelos viven allí. Pero al estar en Marruecos, surgía un problema, que daba un poco lejos de mi casa.

Al segundo año de estar en Morolandia, vinieron al colegio una mujer y un hombre. Ella era gran profesora de biologia y él un gran sabio y experto conocedor de los ordenadores y sus programas. Un matrimonio con dos hijos, un niño y una niña un poco más mayor. Eran de Madrid, les enseñamos un poco lo que conocíamos de este country,  entablamos una gran amistad con ellos. Sólo se quedaban durante un año, más que nada porque el contrato se acababa en ese plazo. Mi hermano se llevaba cojonudo con el hijo pequeño. ( no te enfades por lo de pequeño) P.

Después de ese año, fueron a parar al Norte de Marruecos, a un pueblo/cito tranquilo, con un mar Atlántico, maravilloso. Conocieron a otro profesor, uno de Educación Física, un chaval de 30 añitos, rompecorazones, ligón y con su coche siempre lleno de mierda. Es surfero hasta los...   huesos. Él sabe sacar lo cojonudo del asunto. Fue quién introdujo el surf en ese pueblo, enseño a ese hombre, a sus hijos, a mi... El pionero surfero del norte. Él tambiém estuvo en Casablanca, durante menos de un año, de sutituteishon. Yo le conocí durante ese tiempo, en concreto, una vez que me le encontré en la calle del Atlas, venía de pillar unas olitas, y me invitó sin más. Al principio pensé: otro interino de estos que vienen aquí a llevarse bien con todo quisqui.  La verdad, es que posteriormente, pasó a ser el tío más majo que pueda haber, se lo monta el sólo, no necesita anadie que le lave los gallumbos. Le admiro mucho.

Un finde, tuve la oportunidad, de ir al norte con ellos, a Larache. No estaba seguro de si quería ir o quedarme en casita. Me alegré mucho de haber ido. Yo hacía bodyboard, y al estar alli, la tentación de la tabla de surf me pudo. Probé, y me gustó. La verdad, es que he probado varios "deportes extremos", el surf, skate, snow board, boyboard, y me he quedado con todos, no sabría a cuál renunciar.  No me dí cuenta hasta que el profe de educación física, que fue mi profesor personal e intransferible de surf, me dijo que me acababa de picar el gusanillo de surf, no me lo creía pero más tarde, estando tambien con él,  me di cuenta que más que un gusanillo me había picado un pez araña. Fue una de las medias horas más insufribles que he pasado. Si después de eso, que era al principio de aprender a surfear, quería seguir aciendo eso, es que me habia picado un gusano bien gordo y grande.


Al empezar el verano de ese año, pude pasarme casi dos semanas en su casa, conocí a gente con el corazón tan grande como un campo de los flores, a chicas...  muy peculiares... a chicos... tambien muy peculiares, e hicimos fiestas... también muy peculiares. Aprendí  a hacer surf más... y  mejor.  También aprendí otras cosas, que son más utiles en la vida cotidiana, como preparar un cafe made in "paco". Desde esa semana, me compré una tabla, me vicié al surf, y tengo unas ganas de hacer una visita a mi pueblo que no veas. Espero que la visita no tarde mucho saludos desde Casablanca to Laareich. A la family hippi, a los amigos pihippies, y a todos los demás.

lunes, 18 de enero de 2010

"El chanchullo del cesto"

Cuando vine a Marruecos, y empecé a buscar piso, comprobé que, en ningún caso, tenían calefacción de gas. En los más lujosos, pisos de hasta 260 m cuadrados, tenían alguna estufa, pero eléctrica. La calefacción eléctrica tiene desventajas porque aquí la luz es más cara (respecto a lo general en España).

Hice una larga y fatigosa búsqueda, la cuál tuvo consecuencias muy cojonudas, entre las cuáles está conocer a la persona con el corazón más grande que haya conocido. Él era uno de los posibles dueños de uno de los pisos en alquiler, se llama Abdou. Tras elegir, un pisito de 120 m cuadrados, lo cuál es una pasada, y por un precio asequible, tuve el rollo de la calefacción, pero no hay problema, porque tenía chimenea. Ahora sólo me  faltaba un detalle; dónde meter la leña. En el mercado de al lado de mi casa, un lugar en el que entrar por primera vez es todo una aventura, vi unos cestos que usaban para llevar y traer las verduras y la fruta. Eran muy feos, llenos de mierda, y detsrozados, pero hoy en día, a cualquiera que no sea un poco espabilado,  le dices que es "rústico" y dice: a es verdad tienes razón tiene un toque de tradicional, otro de no se qué, y en realidad es una mierda del calibre 15.

Un día, iva por ese sitio cutre con una amiga, cuando uno de los de los puestos de fruta, le dijo en bajito: "española tonta". Ella, al darse cuenta, no se cortó ni un pelo, se dió la vuelta y empezó a llamarle de todas las malas maneras posibles. Tras haber montado el "pollo", se hizo el típico corro que se hace en este país, de marroquinos cotillas y pesados.
Ya con el mar en cama, paramos en un puesto de los alrededores, en el que había embutido un humilde hombrecillo. Él dijo en Francés: "Madamme, vous avez raison" ( señora, tiene usted razón  ).
Desde entonces, le llmamos "el hombrecillo", al que le comprábamos sismpre.

Al cabo de un par de semanas o tres, y después de haber pasado, por delante de él varias veces, y haber hecho que se le callera la cara de vergüenza, nos llamó y la pidió disculpas. Aceptadas, (por el momento).

Me vió pararme delante de los cestos de las verduras, y se acercó rápidamenete, para decirme que si quería uno. Le dige que sí, y sin tener ni idea del precio justo de eso, lo dejamos en 50 Dh (5euros). Me  dijo que él me lo sacaba por la puerta de atrás, cosa rara. El caso es que se lo pagué, nos lo dió, y justo al despedirme y salir, me di  cuenta de que se me había olvidado una cosa. Los taper de comida, estaban en la entrada principal, asique fui para allá, de repente, ya con todas las compras hechas y el cesto lleno de ellas, un hombre vino corriendo hacia mí  gritando en Árabe cosas de las cuáles no pillé ni una. Suongo que serían tacos gordos, grandes y feos. En el mercado, hay un guardia de seguridad,  un gordo enorme y colosal. Da mucho miedo. Con el revuelo, se acercó y calmó al de los gritos. Después, nos explicó que ese cesto no me lo podía llevar. Le dije que lo había pagado. Me respondió que no se vendían, y que quién me o había vendido. Fue en ese mismo momento me cagué en el cabrón del vendedor y cuando me entraron unas ganas enormes de pegarle una buena....   Bien....
Le dige al guardia quién era, y le llevé a su puesto, le hechó la peta como si fuera su padre, y luego, agarrándole por la camiseta sucia y vieja, le dió un especie de torta, que con la mano que tenía sería más correcto llamarlo raquetazo en toda la geta. Ese hombre, más le vale no volver a dirigirme la palabra, a no ser que quiera volver a su casa con algún que otro ojo morado. Creo que fue un milagro, pero con las vueltas y los trastazos que se dió el cesto, no se rompieron los guevos que había dentro.

Cuando le conté esta misma histora a un compañero muy conocedor del Marruecos profundo, me invitó a ir con él a un sitio donde vendían cestos de mimbre. Un cesto bonito y nuevo, me costó 40 Dh (4 euros) más barato que el otro viejo y roto. Pensaréis: pero que tío más roñoso, por un triste euro la que ha liado. Pués eso es lo que pensé cuando llegué a mi casa y me senté en el sofá. En verdad, está tirado de precio, pero la mano de obra está muy mal pagada en este país. Esta historia que suena a cuento chino, es en realidad un cuento marroquí,  que siempre recordere como: "el chanchullo del cesto del mercado".

domingo, 10 de enero de 2010

cuidado con las/os rajas, son peligrosas/os



Al venir a Marruecos, y ver que el tráfico era un caos, pensábamos: "los que llevan hostias y bollos en el coche es porque conducen mal". mec, mec,(error).
Estábamos parados en el lado derecho del Bulevard Anfa, de los más populares y largos de Casablanca, muy tranquilos por supuesto, Fito y company sonando en el coche, y de repente, oímos algo a la derecha, un ruido idéntico a ese tan frecuente que se produce cuando un autobús te arranca el retrovisor de cuajo.
En Marruecos, los autobuses, se llaman, "Rajabus", que sería la empresa que los tenía, porque la mayoría de los buses públicos son los que se retiran en Europa, que en lugar de ir al desguace, los rescatan y los traen para acá. Son tan ruinosos, que tienen que llevar la trampilla del motor abierta para que no se caliente o slaga ardiendo.
Recuerdo una vez, que iva yo con un amigo haciendo skate por la villa, cuando, al cruzar la calle, mi colega, distraído como él sólo, pasó por detrás de un autobús de esos, que estaba parado en un semáforo, cuandode repente, sin quererlo ni verlo, se metió en la frente la mejor que he presenciado contra la trampilla del motor. Detrás, había seis marroquíes embutidos en un cuatro latas con la música a tope, que lo vieron todo con cristal panorámico y se empezaron a reír como condenados. Cuando vieron que el chichón se convirtió en brecha, slaieron corriendo y con menos coñas, y cuando vieron que la brecha pasó a ser raja, menos todavía. La historia de la raja en la frente ya sabréis como acaba, pos en el hospital, con el cuatro latas aparcado en la puerta y los seis tíos esperando a ver que pasaba. 

Pero en fin, a lo que ívamos, el retrovisor, bajamos corriendo a hablar con el del autobús que por suerte era honrado y se paró. Hicimos el parte amistoso, y toda la burocracia esa de los accidentes. Parecía que ya estaba todo arreglado y  su seguro lo pagaría, pero es Marruecos, el asunto no acaba cuando debería. El conductor no sabía Francés, que es como nos entendemos con la gente de aquí, asi que rellenó su parte del papel en  árabe. Confiando en él, lo firmamos, mec, mec,(error).
Cuando  fuimos al seguro, que suelen ser unos grandes ladrones en esas empresas, nos digeron que teníamos que pagarlo a medias, algo no nos cuadra, estamos parados, nos arrancan el espejo, ¿y tenemos que pagarlo a medias?. Tras dos segundos de duda nos lanzamos contra el tío de la taquilla (verbalmente) no, puede ser, la culpa es toda suya, hay algún fallo... probamos con todo. Al final el tío nos explicó que el del autobús, había puesto en árabe, que nootros nos incorporábamos a la calle y nos hechamos encima suya (ahí dejó de ser honrado). Lo peor es que no sólo lo pagábamos a medias, si no que a parte, había que pagar más por haber dado parte y ya quedaba en el expediente del coche para el futuro, es decir que sería más dificil contratar un seguro nuevo. O por lo menos más carillo. El problema, no os imaginaréis como acabó porque la situación es peculiar. Gracias  un amigo de otro amigo, que tenía un contacto, conseguimos la firma de uno de los peces gordos de la agencia, y por fin, nos quitaron lo del expediente por dar parte, pero el epejo lo tuvimos que pagar de nuestra cartera. Conclusión: si los seguros son unos chorizos, en Marruecos, es peor todavía, porque se añade que pasan de todo, no tienen seriedad ni responsablidad.
                                                        
                                  Two years latter...
El espejo sigue roto, se ve con él, pero está roto, y además es eléctrico. Al final, y con dos años de retraso, nos trageron el espejo, pero no en Casablanca, si no en Toledo, donde vivíamos antes