lunes, 18 de enero de 2010

"El chanchullo del cesto"

Cuando vine a Marruecos, y empecé a buscar piso, comprobé que, en ningún caso, tenían calefacción de gas. En los más lujosos, pisos de hasta 260 m cuadrados, tenían alguna estufa, pero eléctrica. La calefacción eléctrica tiene desventajas porque aquí la luz es más cara (respecto a lo general en España).

Hice una larga y fatigosa búsqueda, la cuál tuvo consecuencias muy cojonudas, entre las cuáles está conocer a la persona con el corazón más grande que haya conocido. Él era uno de los posibles dueños de uno de los pisos en alquiler, se llama Abdou. Tras elegir, un pisito de 120 m cuadrados, lo cuál es una pasada, y por un precio asequible, tuve el rollo de la calefacción, pero no hay problema, porque tenía chimenea. Ahora sólo me  faltaba un detalle; dónde meter la leña. En el mercado de al lado de mi casa, un lugar en el que entrar por primera vez es todo una aventura, vi unos cestos que usaban para llevar y traer las verduras y la fruta. Eran muy feos, llenos de mierda, y detsrozados, pero hoy en día, a cualquiera que no sea un poco espabilado,  le dices que es "rústico" y dice: a es verdad tienes razón tiene un toque de tradicional, otro de no se qué, y en realidad es una mierda del calibre 15.

Un día, iva por ese sitio cutre con una amiga, cuando uno de los de los puestos de fruta, le dijo en bajito: "española tonta". Ella, al darse cuenta, no se cortó ni un pelo, se dió la vuelta y empezó a llamarle de todas las malas maneras posibles. Tras haber montado el "pollo", se hizo el típico corro que se hace en este país, de marroquinos cotillas y pesados.
Ya con el mar en cama, paramos en un puesto de los alrededores, en el que había embutido un humilde hombrecillo. Él dijo en Francés: "Madamme, vous avez raison" ( señora, tiene usted razón  ).
Desde entonces, le llmamos "el hombrecillo", al que le comprábamos sismpre.

Al cabo de un par de semanas o tres, y después de haber pasado, por delante de él varias veces, y haber hecho que se le callera la cara de vergüenza, nos llamó y la pidió disculpas. Aceptadas, (por el momento).

Me vió pararme delante de los cestos de las verduras, y se acercó rápidamenete, para decirme que si quería uno. Le dige que sí, y sin tener ni idea del precio justo de eso, lo dejamos en 50 Dh (5euros). Me  dijo que él me lo sacaba por la puerta de atrás, cosa rara. El caso es que se lo pagué, nos lo dió, y justo al despedirme y salir, me di  cuenta de que se me había olvidado una cosa. Los taper de comida, estaban en la entrada principal, asique fui para allá, de repente, ya con todas las compras hechas y el cesto lleno de ellas, un hombre vino corriendo hacia mí  gritando en Árabe cosas de las cuáles no pillé ni una. Suongo que serían tacos gordos, grandes y feos. En el mercado, hay un guardia de seguridad,  un gordo enorme y colosal. Da mucho miedo. Con el revuelo, se acercó y calmó al de los gritos. Después, nos explicó que ese cesto no me lo podía llevar. Le dije que lo había pagado. Me respondió que no se vendían, y que quién me o había vendido. Fue en ese mismo momento me cagué en el cabrón del vendedor y cuando me entraron unas ganas enormes de pegarle una buena....   Bien....
Le dige al guardia quién era, y le llevé a su puesto, le hechó la peta como si fuera su padre, y luego, agarrándole por la camiseta sucia y vieja, le dió un especie de torta, que con la mano que tenía sería más correcto llamarlo raquetazo en toda la geta. Ese hombre, más le vale no volver a dirigirme la palabra, a no ser que quiera volver a su casa con algún que otro ojo morado. Creo que fue un milagro, pero con las vueltas y los trastazos que se dió el cesto, no se rompieron los guevos que había dentro.

Cuando le conté esta misma histora a un compañero muy conocedor del Marruecos profundo, me invitó a ir con él a un sitio donde vendían cestos de mimbre. Un cesto bonito y nuevo, me costó 40 Dh (4 euros) más barato que el otro viejo y roto. Pensaréis: pero que tío más roñoso, por un triste euro la que ha liado. Pués eso es lo que pensé cuando llegué a mi casa y me senté en el sofá. En verdad, está tirado de precio, pero la mano de obra está muy mal pagada en este país. Esta historia que suena a cuento chino, es en realidad un cuento marroquí,  que siempre recordere como: "el chanchullo del cesto del mercado".

2 comentarios:

  1. jeje, otra cosa no, pero de cestos está lleno este pais.

    Mike, bro, llevamos varios dias de olas aqui en el norte, eso me hace feliz hermano, hazte una escapa a verme en cuanto puedas, traete la pink panter que esa se queda aquí de momento.

    (me parto con las historias "destepaisdelocos")

    Karma y surf bro!

    ResponderEliminar
  2. este week-end sta pillao, pero si el siguiente ay surf por el norte, iniciare los tramites de aceptacion paternal para el viajecito. tengo ganas d vorlver para alla. Si no ai inconvenientes ni mucha gente, en esa casa del diablo dur
    La pink panther sta en status: "on" and ready to run the waves.
    Tengo un monton d ganas de irme pa lla unos diitas. Si no ai oposiciones por vuestra parte, y no hai mucha gente en esa casa del demonio siempre petada de peña, (durante las vacas de febrero) seria un placer aceros compañia

    ResponderEliminar